Siempre hay esperanza

Siempre hay esperanza

Quince de febrero del 2020.

“Regresarás. No falta mucho para que te reencuentres con ese lugar que te daba paz. Donde reías al caminar y saltabas al encontrar. ¿Encontrar qué? Muchos preguntarán. 

Precisamente hablo de esa unión de hermandad que nos separa en la actualidad. Ya no falta mucho, yo lo sé. Porque aunque no los toques ni los beses, tienes su llamado, su interés, sus ganas de verte bien. Veamos esto como una oportunidad, una demostración de la vida de quiénes quieres cerca para tu futuro y actualidad”.

Aquel poema fue lo último que escribió mi padre antes de cuidarnos desde el cielo. Él falleció, o eso creemos, pues desde que huyó hacia Estados Unidos para traer medicinas no sabemos nada. Han pasado años y las cosas siguen igual.

La desesperación se siente en la atmósfera de la Ciudad de México, un mar de gente sale día con día para evacuar la capital de nuestro país por una sencilla razón: mutación del COVID.

Todo empezó en Canadá, cuando unos científicos desarrollaron pruebas ilegales con el fin de experimentar en seres humanos para tratar de erradicar la bacteria para siempre, sin embargo, todo salió mal.

Los experimentos terminaron por olvidar su autenticidad humana y su mente desarrolló una insaciable necesidad de matar.

Lo único que sabemos es que la gente contagiada sigue contagiando por medio de la saliva y al introducirse en ojos o boca. El problema es que una vez te da, se acaba todo. La gente sencillamente pierde su raciocinio y comienza a asesinar al que vea a su alrededor. El virus mutante te pilla y te acaba.

Probablemente, mi padre en estos momentos no sea el hombre del cual mi madre se enamoró y de solo pensar en lo que ya habrá hecho termina por destrozarme lentamente.

Sin embargo, no todo está perdido. La fuerza armada europea está haciendo todo lo posible por erradicar algún posible genocidio centroamericano.

El problema es que llevamos mucho tiempo, todo y aparenta ser una guerra… y las guerras no acaban rápido. El contexto es diferente, pero estamos batallando contra lo que nosotros mismos construimos.

Desgraciadamente la milicia ha tenido la tarea de asesinar a diestra y siniestra. Es triste, pero públicamente esta ha sido la única posibilidad real de que ocurriese una extinción mundial.

Circulan rumores, tristezas, y esperanzas contadas, una de ellas es que en un gran sector de Ottawa disminuyó considerablemente los contagios. La cuestión aquí es que para ese entonces todavía no llegaba el ejército europeo, ¿qué sucedió?

Dentro de las miles de pruebas que hicieron los canadienses aquel día, sucedieron muchas cosas, el experimento no resultó y a raíz de eso vivimos las tragedias ya conocidas. Pero hubo pequeñas variables que fueron diferentes, se dice que, algunas personas se transformaron en “súper humanos” y que ellos son los encargados de erradicar a los infectados de por medio.

Esta situación lleva años, la televisión al igual que los medios están completamente controlados por el gobierno. Ellos no quieren que sepamos muchas cosas, pero el mundo, por más que no lo imaginemos, es más chico de lo que es.

Los rumores llegan, el internet es muy grande y es una realidad que todos creemos en los súper humanos.

Incluso los nombraron. Se dice que son “Los Pilares”, nombre puesto debido a que seguramente son el pilar dentro de esta construcción llamada “mundo”, que de alguna manera hace que sigamos con vida.

Los pilares son los nuevos “vengadores”, aquellos que tanto admiramos en las películas, ellos nos cuidan y hacen que este mundo sea un poco mejor.

Este famoso grupo comenzó a tomar protagonismo cuando entendimos que no somos la prioridad número uno para los europeos.

Tenemos hambre, tenemos sed, estamos desesperados y aunque llega la ayuda, el problema no cesa, aunque aparecen Los Pilares. Ellos nunca han sido vistos, únicamente circulan videos borrosos e imágenes pixeladas, nada que se pueda comprobar.

Sin embargo, miles de contagiados se curan de un día para otro, ocurren milagros inexplicables, algo hay ahí que nos está salvando.

En mi último párrafo les diré que, si vivo para contarlo, publicaré mi travesía, porque al finalizar este escrito iré en búsqueda de Los Pilares.

Si alguien encuentra mi bitácora: ¡Ánimo! Ellos existen… y van a salvarnos.

Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura «Narrativa Literaria».

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5 thoughts on “Siempre hay esperanza

  1. Siento que este escrito quedaría muy bien para una película. Solo me imagino la historia, drama y personajes que se verían en esta narrativa. Me gusto muchísimo!

  2. Ay no, me dio mucho miedo esa parte del virus todo feo que hace que la locura te posea. La parte de los Pilares me gustó mucho, incluso me dejó con ganas de más.

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