Almas gemelas

Almas gemelas

Fue inesperado el día que te encontré.
Viéndote ahí supe que había encontrado un nuevo lugar al que podría llamar hogar. 

No te diré que fue amor a primera vista porque nunca lo vi así. 
Pero cuando nos miramos, fue como si nos reconociéramos de vidas pasadas. 

Las palabras nos sobraban y los silencios se disfrutaban. 
Tú me enseñaste lo que realmente se siente ser amada. 

Nunca tuvimos que pretender nada.
Si algo nos molestaba, se hablaba. 
El cariño nunca nos hizo falta. 

Tal pareciera que nos hemos olvidado de eso.
Sin embargo, ambos sabemos que eso no es cierto.  

Siempre agradeceré lo que vivimos juntos.
Llegaste para enseñarme algo que no sabía que me hacía falta. 
Es por eso que nunca te consideraré como una falla o la persona correcta en el momento menos adecuado… porque fuiste todo lo contrario. 

De modo involuntario, me recordaste que podía brillar sin Él a mi lado. 
Probablemente, nunca estuviste destinado a quedarte, solo a recordarme quién era antes.

No te doy el crédito de la persona en la que me estoy convirtiendo porque ese me pertenece a mí.
Pero sí te agradezco la seguridad que me hiciste sentir y por volver a hacerme reír.

Eres como ese hogar de la infancia en el que eventualmente dejé de caber pero que siempre me hizo tanto bien.  
Y he de reconocer que hoy he encontrado más personas a las que puedo llamar hogar.
Mis amigas y familia se han vuelto mis confidentes.
Sé que te alegraría verme tan sonriente. 

Sin hablar de romanticismo, así como hay personas que te enseñan lo que no es el amor, hay otras que te recuerdan lo que sí es. 
Puedes estar seguro de que tú me recordaste qué es que te quieran bien. 

Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura «Narrativa Literaria».

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